El rollo de que Damián Rodríguez estuviera en el banquillo al inicio de la liga ha sido un poco raro, sobre todo porque Giráldez siempre hace rotaciones y Damián es de su gente. Este chaval de Ponteareas fue el primero al que el míster le dio la oportunidad de brillar nada más llegar al banquillo celeste. En el Fortuna, donde brilló con Giráldez, pegó el salto al primer equipo junto a su mentor y se ha hecho un hueco en la élite del fútbol. El club decidió ampliar su contrato en septiembre de 2024, hace un año, hasta junio de 2028. Esto fue todo un notición en la cantera del Celta, ya que fue el primer chaval que pasó por todas las categorías del club, desde benjamines hasta llegar al primer equipo.
Pero, oye, la cosa se torció para Damián desde noviembre del año pasado. Apenas tuvo minutos hasta final de temporada, y la pretemporada no cambió nada. En los primeros ocho partidos de esta nueva temporada, no jugó ni un solo minuto, hasta que ¡pum!, le llegó la oportunidad en el partido contra el PAOK, en el estreno europeo del Celta en Balaídos después de ocho años. Las molestias de Sotelo, que terminó en Elche con el tobillo hecho un cuadro, le dieron el pase. Damián no dejó pasar la oportunidad y lo hizo de lujo. A pesar de estar sin jugar, se movió como pez en el agua. Nunca se escondió, siempre buscó la pelota para arrancar el juego y tuvo la calma necesaria para hacer que el equipo fluyera.
