Lamine Yamal está dando de qué hablar en el FC Barcelona. Este chaval, que está en la pelea por el Balón de Oro, ha empezado la temporada con más luces que sombras. Un crack en ataque, pero se le nota un poco flojo en defensa, algo que su entrenador, Hansi Flick, está pidiendo a gritos. Y el propio Lamine lo admitió un poco de forma indirecta el martes, cuando lo pillaron en una entrevista en la concentración de España por Televisión Española.
Cuando le preguntaron si se sentía aludido por lo que dijo Flick después del partido contra el Rayo Vallecano, donde soltó que “tengo ganas de que acabe el mercado, no quiero egos. El ego mata el éxito. El año pasado fuimos un equipo y debemos seguir así”, Lamine dejó claro que el tema no va de egos, sino de intensidad.
Él mismo dijo: “Yo creo que tiene más que ver con que no empezamos la temporada con la intensidad con la que acabamos la anterior, más que por los egos del vestuario. Después de un empate, uno sale caliente y al final hay que ganar. Hemos sacado siete puntos de nueve en campos jodidos, que eso la gente no lo cuenta. Tiene razón con que tuvimos fallos, pero puede pasar. Hay que recuperar cuanto antes el nivel, no fue por egos.” El ’10’ del Barça lo tiene claro.
Seguro que tienen parte de razón, tanto Flick como Lamine. Flick ha visto que, durante la pretemporada y el comienzo de la liga, los rollos personales han ido por delante del equipo. Lo de las lesiones, el futuro de Fermín o los nuevos fichajes llegando a cuentagotas han podido hacer que el inicio no fuera el óptimo. Y Lamine Yamal también tiene su punto al decir que la falta de intensidad se nota. Él mismo podría ser el primer ejemplo de lo que denuncia.
Hasta ahora, en los tres partidos oficiales que ha jugado el Barça, su contribución ha sido espectacular en ataque, pero un poco dudosa en defensa.
En Mallorca, donde Flick sí que se dio cuenta de la falta de intensidad cuando vio que el equipo se relajaba tras ir 0-2 y el rival se quedaba con nueve jugadores por las rojas a Morlanes y Muriqi, Lamine estuvo increíble. Asistió a Raphinha, volvió locos a los defensas y metió el tercer gol en el descuento tras un pique con un defensa del Mallorca. Fue el mejor del campo.
Pero luego, en la segunda jornada contra el Levante en Ciutat de València, el chaval se despistó un poco. Primero, contra el marcaje de Manu Sánchez, que dejó claro que no iba a pasar. Y después, los dos goles del Levante llegaron tras dos pérdidas suyas donde no se recuperó con intensidad, permitiendo a los rivales subir al ataque y marcar. Eso sí, al final, ya cuando Sánchez estaba fuera, se redimió con un centro que Elguezabal, tratando de evitar que Ferran Torres rematara, acabó metiendo en su propia portería.
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