“Mi único objetivo era el Athletic este verano. Muchos clubes (como el Bayer Leverkusen, Ajax y Nápoles) me querían fichar y estaban dispuestos a soltar mucha pasta”. Así empieza a contar Aymeric Laporte, que deja claro que su deseo de llevar el rojiblanco no tenía nada que ver con el del Al-Nassr y se vio “metido en este lío hasta el final del mercado”. Por eso, estuvo ahí, aguantando hasta el último segundo mientras el club árabe se hacía de rogar.
Laporte, atado con el Athletic hasta junio de 2028 tras esquivar obstáculos inesperados, repite que tenía clarísimo “que iba a volver y que el dinero no ha jugado papel en esto”. Espera que lo inscriban en la lista A de la Champions: “Ojalá se pueda, ha sido un traspaso que debió cerrarse el 1 de septiembre para que la UEFA nos diera esa plaza”. El central internacional se siente “muy agradecido a toda la gente que ha estado en esto, al presidente y a su equipo”. “Me encontraba en medio de la nada”, dice Laporte, añadiendo que “FIFA no regala nada a nadie”. Y a todos los que le han echado un cable, les manda un mensaje lleno de emoción: “Jon Berasategi (director general del Athletic), Kepa Cabareda (su asesor y agente), Carlos, mi mujer y mis dos hijos, AFE, que ha ayudado en el proceso, la Federación Española, Luis de la Fuente y FIFA, que me han dado la alegría de estar aquí hoy”.
Laporte tiene claro cuándo volverá a calzarse las botas: “Me siento bien, he entrenado por mi cuenta y me he puesto en forma dentro de lo que he podido hacer”. El míster, Ernesto, irá viendo los entrenamientos y las sensaciones. “Vamos a ir poco a poco y es más decisión del entrenador. Me siento bien”.