Imprescindible
Escucha, chavales, que Luis Milla (30 años), este crack, ha recorrido un camino la mar de complicado, igual que el Getafe. Este tío, que tardó en explotar físicamente, no tuvo muchas oportunidades en un mundo de canteras cada vez más salvaje, a pesar de que su apellido lo decía todo. Tuvo que dar varios pasos atrás, pero sin darle más importancia de la que tenía, para levantar su carrera en el Fuenlabrada y encaminarse a Primera, tranquilo pero firme. Milla se convirtió en el motor del Granada y ahora es una pieza clave en el Getafe. Ese pequeño milagro que hace Bordalás cada año no sería posible sin este centrocampista. Este verano, perdieron a Alderete y Uche, pero perder a Milla hubiera sido un desastre. Ya lo hemos visto en este comienzo increíble de la temporada, donde es el rey de las asistencias con cuatro pases de gol, tres desde fuera del área. En el partido contra el Oviedo, se sacó de la manga dos jugadas de estrategia que dejaron a Mario Martín y Mayoral hechos unos cracks. Es un maestro en el centro del campo, gestionando el juego y los tiempos para que un equipo vertical como el suyo tenga sentido. ¡2,8 pases clave por partido, 88% de acierto en los pases, 6,3 recuperaciones! Quedarse con Milla ha sido el triunfo más grande del Getafe en un mercado loco.
Hundimiento final
Al Levante se le están haciendo eternos los partidos en su vuelta a la élite. En la tabla están con solo un punto, pero podrían haber rascado más si no hubieran dejado escapar los partidos contra el Alavés (2-1), Barcelona (2-3) y Betis (2-2). Lo malo es que se veía venir que en el último suspiro acabarían cediendo. Contra el Betis fue brutal, y casi se llevan una dolorosa si Lo Celso hubiera metido la última ocasión. En todos esos partidos, el Levante acabó hundido en su propia área y sufrió por su defensa. No en vano son el equipo de LaLiga que más tiros recibe (85) y tienen la defensa más retrasada, solo superados por Oviedo y Mallorca. En ataque manejan a toda leche los espacios y las transiciones, pero atrás, las garantías brillan por su ausencia. Un crack en el banquillo como Calero podría darles un cambio de chip.
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