La batalla en la mediapunta se calienta
La visión de juego, el toque que tiene para asociarse y su llegada al área lo convirtieron en un crack para el equipo. Pero la movida es que los problemas musculares lo mantuvieron más tiempo en la enfermería que en el campo, y eso le hizo perder el sitio en la mediapunta.
Pero ahora, con el nuevo curso arrancando, la cosa ha cambiado y la competencia está más dura que nunca. Con un equipo más profundo, Olmo sabe que para seguir en el once tiene que apretar, estar en forma y dar el callo en cada partido.
Nueva competencia en la lucha por la mediapunta
La llegada de Marcus Rashford le da todo el juego a Hansi Flick para mover fichas en el ataque. En algunos esquemas, el mister alemán podría poner a Raphinha en la mediapunta, lo que dejaría a Olmo en un papel más de apoyo. Y no solo eso, el chaval Fermín ha terminado la temporada pasada en modo bestia y ha convencido a todo el cuerpo técnico.
Pero el nombre que más ha sonado últimamente es el de Dro, que ha aprovechado la pretemporada para meterse en la pelea. Aunque su proyección aún está por ver, ya ha llamado la atención de Flick con lo que ha mostrado en los amistosos.
El papel estratégico de la mediapunta
En el sistema que está probando Flick, la mediapunta es clave para el ataque. Es la posición que rompe líneas, filtra pases y crea superioridades cerca del área rival. Aquí, Olmo tiene la experiencia y el talento necesario para adaptarse a diferentes situaciones, lo que lo mantiene en la lista del entrenador como uno de los primeros elegidos.
No obstante, su capacidad para mantenerse ahí depende de que no tenga altibajos y rinda al máximo. El club ve en Dro un perfil con potencial de crecer rápido, lo que podría abrirle minutos a medida que pase la temporada. Para Olmo, eso significa que la competencia no es solo con los que ya están consolidados, sino también con chavales que vienen pisando fuerte.
Así que, la pelea por la mediapunta se va a convertir en uno de los focos más interesantes de este nuevo curso. Sobre todo, porque cualquier bajón puede cambiar la jerarquía de un día para otro.