San Mamés, el edén de Coudet

¡Vaya partido, chavales!

El Athletic se ha caído un poco en la lucha por el título de la Liga, después de tener un arranque impecable junto con el Madrid. Los de la capital siguieron dejándose ver en Anoeta, pero los leones se despistaron en casa. ¡Primera vez que se encuentran por detrás en el marcador esta temporada! Esa maldición del cuatro les pesa, y ya no pueden con más de tres victorias seguidas. Venían avisando desde antes, y al final, lo que parecía que funcionaba se volvió en su contra. Así que hay que tener calma, que volverán a ser los de antes.

El Alavés se mandó un partidazo y rompió 20 años sin ganar en San Mamés, un sitio que suele ser un auténtico fango para los rojiblancos. Estos sufrieron lo que llaman el síndrome del último: mal en sus pases y regate, con la mente fugada antes de llegar al gol. Perdieron contra pronóstico y la moral se les fue a pique.

El Chacho hizo bien su trabajo, aunque sí notó la baja de Nico Williams. Denis Suárez, Ibáñez y Blanco fueron unos cracks, y la entrada de Boyé y Toni Martínez tras el descanso fue clave. El míster, que se la sabe de todas, hizo un despliegue táctico de aupa, manejando el partido a su antojo. Lleva tres triunfos en cuatro partidos, ¡toma ya!

El derbi, que venía con la mejor entrada del año en Bilbao, tenía toda la atención en la zona de banquillo. Valverde miraba desde las gradas por su sanción de cuatro partidos, y Laporte, que acaba de fichar por el Athletic, salió al final a saludar. Pero la fiesta fue un poco pobre por la derrota, con el juego siendo más pesado que un día de lluvia. El Athletic llevó la iniciativa, pero amanecieron con escasas ideas; el Alavés se mantuvo cómodo en defensa, mientras que los leones luchaban con un ataque plano. La conexión entre Sancet y los demás estaba perdida, y el Glorioso buscaba su juego desde atrás, en lugar de arriesgar con balonazos al área.

Coudet decidió revolucionar todo en el descanso. “A veces los cambios mandan mensajes”, dijo, y vaya si lo hicieron. Tres sustituciones ofensivas que transformaron el partido. Denis Suárez se asoció con Blanco y Aleñá para controlar el juego, mientras que Boyé y Toni Martínez se encargaron de subir la intensidad en ataque. Denis confesó que el míster les soltó una bronca porque no estaban a la altura. Se notó, ya que los nuevos delanteros eran muy diferentes a Mariano, ahora dos bestias que aguantan la pelota y atacan como deben.

Los leones, un poco despistados, se empeñaron en entrar por el centro, en vez de buscar los extremos y cargar el área. Apenas se acordaban de alimentar a Guruzeta, que peleaba como un jabato. Aún así, tuvieron sus ocasiones, pero nada claro, ni un remate decente hasta el minuto 61, cuando Iñaki Williams lo tuvo pero se le fue al limbo.

El Chacho volvió a meter mano y consiguió controlar el juego. Se jugó con personalidad y se notó en el campo. El 0-1 llegó de una forma un poco chirriante, un centro de Denis que rozó a Berenguer y se coló en la red. No contento con eso, el tío siguió moviendo su tablero, metió a Pacheco y puso tres defensas. Denis también se coló como nuevo fichaje y anotó con algo de fortuna.

Echaba chispas el pinganillo de Orbaiz, uno de los ayudantes de Valverde. Las medidas drásticas estaban sobre la mesa y cambiaron todo el ataque. Salió Sannadi buscando demostrar que el Alavés no le había dado las oportunidades que merecía. Le siguieron Navarro, Serrano y un Izeta que debutó en Primera. El Glorioso se quedó con la pelota para dormitar el partido, sin dejar que los leones corrieran. Vísperas amargas para el Athletic, que solo había perdido en casa contra Madrid, Atlético y Barça en sus dos últimas ligas. ¡Eso habla muy bien de este Alavés!», que festejó su cita 650 en Primera por todo lo alto, rompiendo 11 horas de sequía goleadora en San Mamés.

¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas en nuestra App o canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquÍ