Chimy Ávila quería despedirse por la puerta grande en el mercado de verano, pero al final se quedó a vivir en Heliópolis. El argentino es ahora una carta más en la baraja de Manuel Pellegrini, aunque el Betis intentó colocarlo en otras ligas durante los últimos meses. Su papel es un poco confuso. ¿Qué pinta él en el juego que se trae su míster? Ha jugado algunos ratitos en este inicio de Liga, pero no ha logrado brillar y ya le están cayendo críticas. Ahora tiene la esperanza de convertirse en ese nueve que nunca llegó a fichar el Betis.
La última temporada de Chimy con números decentes fue la 22-23. En esa, logró marcar nueve goles con Osasuna, demostrando que su versión más letal había vuelto. Pero esa movida no se reflejó en las campañas siguientes, ni siquiera cuando Pellegrini lo usó como un revulsivo en un ataque que no encontraba salida. La situación invita a pensar que puede ser un atacante más: Cucho no acaba de arrancar y Bakambu es su relevo fijo. Sin un tercer nueve en escena, Chimy puede asumir ese rol.